Manuela Martínez López

VIOLENCIA DE GÉNERO

Intervención con Víctimas de Violencia de Género

    La violencia de género, que llevamos soportando las mujeres, aunque no desde el principio de los tiempos pero lo parece, procede de la creencia, alimentada por la mayoría de las culturas, de que el hombre es superior a la mujer con quien vive, que es posesión suya y que puede ser tratada como él considere adecuado. De ahí la denominación violencia de género, pues se refiere al maltrato que ejerce un hombre sobre una mujer sólo por el hecho de ser mujer.

    Desde el aspecto de la psicología, que es el que vamos a tratar aquí, es importante saber que las consecuencias psicológicas que tiene una mujer, víctima del maltrato crónico, pueden resultar devastadoras para su regulación emocional. Un elevado porcentaje, de víctimas de violencia de género, presentan un perfil psicopatológico caracterizado por el estrés crónico, estrés postraumático (TEPT) y por otras alteraciones clínicas (depresión, ansiedad, síntomas depresivos, tendencias suicidas, baja autoestima, sentimientos de culpa, etc.). Ser víctima de violencia de género de alta o baja intensidad durante periodos prolongados produce daños, tanto biológicos como psicológicos.

    Cuando una persona se enfrenta a un acontecimiento que es independiente de sus respuestas, aprende que es incontrolable, con lo cual la víctima se mantiene inmóvil dentro de la relación, sin esperanza de que la violencia acabe y sin ver otras alternativas a las que pueda acceder.

    Con la intervención terapéutica, se pretende posibilitar que la mujer se empodere y ese va a ser el objetivo general hacia el que se encauce el proceso: permitir que sea la dueña de su vida y de sus decisiones, que comprenda las causas de las desigualdades y que inicie un proceso de transformación de sí misma, siendo capaz de generar relaciones igualitarias.